«No me importan los 200.000 euros que me robaron, me importa toda la documentación sensible que tenía dentro de la caja fuerte: cartas manuscritas para mi hija en las que le contaba mi vida entera, escritas en aeropuertos, mis memorias... Si aparecen esos documentos, del dinero no quiero saber nada». Juan José F. R., el empresario que denunció el robo de la caja fuerte en su piso de Marqués de San Esteban relató ante el tribunal de la Sección Octava de la Audiencia Provincial cómo se había percatado de la sustracción y por qué inicialmente denunció que le habían robado 100.000 euros para luego ampliar la denuncia y dar la cifra de 200.000 euros.

«El robo se produjo entre finales de octubre que fue cuando la abrí por última vez y principios de noviembre, que fue cuando me quedé en shock al ver que faltaba la caja entera, estaba el hueco...», explicó.

El denunciante, gerente de una empresa de papel, puntualizó varias veces que «los negocios le iban muy bien», por ese motivo desconocía el importe exacto que había dentro de la caja. «En un primer momento dije que 100.000 pero luego al hacer los números me di cuenta que había más del doble», apuntó, para a continuación hacer un resumen de su vida: «Llevo 37 años trabajando y ahorrando, no tengo estudios. Para que se hagan una idea, el único libro que he leído en mi vida ha sido el libro del carné de conducir».

Lo que sí tiene, y muchos – «me gustan, algo me tenía que gustar...»– son los vehículos de alta gama que guarda en el garaje y por lo que inició su relación con uno de los procesados por el robo de película. Maserati, Aston Martin, Jaguar, BMW y Porsche en las «plazas de garaje y las viviendas que tengo en el edificio». En una de ellas vive su hija Noelia, ahora azafata de vuelo y que en 2013 dio el salto a la televisión en Gran Hermano. «Ella no quiere hacerse cargo de mi empresa, así que mi obsesión es dejarla lo mejor posible», dijo el padre.

Detrás de él, en el banquillo de los acusados, se sentaba Roberto G. B.–«lo trataba como un hijo mío», dijo el denunciante– y Ana Laura V. R., una mujer que habría actuado como compinche «después de haber mantenido relaciones sexuales varias veces». El acusado afronta cinco años de cárcel y la mujer, tres.

La cerradura de su piso no estaba forzada, por lo que todo apuntaba a alguien de su entorno. La confirmación llegó gracias a las grabaciones de las cámaras de seguridad instaladas en el portal del edificio. «Reconocí a Roberto, por la forma de caminar, a la mujer no la había visto nunca». A Roberto lo había conocido «unos cuatro años antes» en un taller de limpieza de coches que tenía en la calle Alarcón. «Le dejé el mando del garaje para que cogiese los coches y los limpiase, pero nunca le di las llaves ni de mi casa ni de las escaleras», aseguró el empresario.

Cómo consiguieron esa llave de la vivienda sigue siendo una incógnita. El procesado afirmó que se la había dado su compinche y ella le echó la culpa a él. Lo cierto es que la madrugada del 5 de noviembre de 2019 las cámaras de seguridad captaron a los dos entrando al portal y poco después saliendo con la caja fuerte, que pesaba 30 kilos. Fueron detenidos por los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), que ayer declararon en el juicio y explicaron cómo habían llegado hasta los dos acusados. El dinero y sobre todo los diarios del empresarios en el que contaba sus intimidades, nunca aparecieron.

El abogado de la acusación particular, Javier Díaz Dapena, eleva la petición a12 años de cárcel para él y 9 para ella. El juicio se retomará el próximo jueves con los informes de la fiscalía y los abogados. «Si aparecen los diarios, me olvidó de todo lo demás, es lo único que quiero, que aparezcan», repetía el empresario, preocupado más por sus secretos que por el dinero, los coches y los relojes.