El secreto de la eterna juventud de Juan Ramón Lucas

2023-02-22 18:43:29 By : Ms. sophie wei

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El periodista desvela en Inmunofitness. La salud también se entrena (Ed. Alienta) qué hace para estar tan estupendo a los 64 años. ¿Su secreto? Además de hacer ejercicio físico moderado, una alimentación razonable, sueño higiénico y baños de agua helada, promulga una reconexión con la naturaleza que pasa, también, por charlas con amigos bebiendo un buen whisky y saboreando un habano.

“ La gente me preguntaba a menudo qué hacía para estar tan bien y cuándo les explicaba lo que hacía, me di cuenta de que no sabía la razón última de muchas cosas, así que me puse a investigar. Este libro es fruto de esa investigación, una especie de guía, de método vital saludable que quiero compartir”, me explica Juan Ramón Lucas (Madrid, 1958) por teléfono, a modo de declaración de intenciones. De hecho, aclara que a él no le van los libros de autoayuda, pero que si este le sirve a alguien a mejorar su calidad de vida, estupendo. Porque hay recetas que pueden funcionarnos a unos y a otros no.

En su libro, Lucas cita a la catedrática de Inmunología África González Fernández, que asegura que cada organismo es una fábrica única que responde de un modo algo diferente a los mismos estímulos. Y que de hecho es la variabilidad la que protege a la especie a largo plazo. Sin embargo, también reconoce que hay ciertos factores externos y mecanismos internos, que nos definen en términos de similitud biológica y que son esos en los que todos podemos intervenir para ayudar a nuestro sistema inmunológico a reforzarse y retrasar el envejecimiento. “Yo solo explico cómo funciona mi sistema inmunológico y porqué creo que hay ciertas cosas que me funcionan. Probablemente tu sistema inmunológico funcione igual, así que te explico el beneficio que viene ligado a cada acción determinada”, razona Lucas.

Y es que este sistema es un mecanismo de defensa magníficamente organizado que, pese a su precisión y complejidad, a veces falla (sobre todo a partir de los 50, cuando empieza la llamada inmunosenescencia). Sin embargo hay algunas cosas que podemos hacer para ayudarle y “cubrir” esos fallos.

Vamos por partes, ¿cuáles son “en titulares” los pilares de este método tuyo? En primer lugar el sueño. Dormir es fundamental y no nos lo tomamos suficientemente en serio. Pero un sueño higiénico, desprovisto de pantallas azules, alejado de la ingesta… (descubre cuántas horas debes dormir según tu edad).

Después, también es importante hacer un poco de ejercicio al aire libre. Y no me refiero a salir a correr ni a grandes deportes de desgaste, si no a simplemente andar por un lugar en el que nos dé el sol y podamos entrar en contacto con la naturaleza. El sol nos provee de vitamina D y es buenísimo para los huesos.

También destacaría comer de manera racional, lo más saludable posible. Todos sabemos cuándo hemos comido suficiente o no y cuando hemos bebido suficiente. Partiendo de ese criterio y con sentido común, llevar una alimentación racional, lo más equilibrada posible.

Y también haría hincapié el ejercicio mental, ya sea meditación, lectura, conversación… Todo lo que ayude a que la mente esté alerta y ejercitada.

Y por último, la atención a la salud en el sentido técnico, es decir, seguir los tratamientos médicos que son necesarios y ponerse las vacunas que nos indiquen. En este tiempo en el que hemos visto cómo las vacunas han salvado una situación como la COVID, no está de mas volver a llamar la atención sobre que estas son refuerzos químicos o biológicos del sistema inmunitario.

“Nuestra sociedad, basada en la opulencia, ha perdido hace tiempo la medida de lo que debemos comer”

Es verdad que tras el COVID, precisamente, ha quedado un velo de sospecha hacia todas las vacunas… Yo creo que es un error de apreciación y de perspectiva, las vacunas nos han salvado de las grandes epidemias y de las enfermedades que han estado siempre entre nosotros. La vacuna surge cuando se intenta combatir la viruela. De hecho, los primeros experimentos se dan en China utilizando las costras de los enfermos de viruela para atajar la enfermedad.

Y las vacunas acabaron entonces con la viruela, pero también han acabado con la polio, la rubeola… Con las grandes plagas de la humanidad y negarlo es de imbéciles. Se puede discutir si una vacuna puede tener un efecto indeseado o no, pero no por eso hay que negarles su valor. Incluso cuando se habla de los efectos de la vacuna del COVID, estamos hablando de una que se ha desarrollado en muy poco tiempo y en una situación de riesgo que todos hemos asumido como necesario. Las vacunas, como los tratamientos médicos avanzados son indispensables para que cada vez vivamos más y mejor. ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de lo que has averiguado en este proceso? Pues seguramente que las células del sistema inmunitario saben dónde tienen que ir y el punto exacto de nuestro organismo que está siendo atacado, gracias al olor. Incluso es capaz de saber si el de otra persona es o no interesante y si detecta que hay alguien cercano, cuyo sistema inmunitario es complementario al nuestro, es posible que te sientas atraído. Así que, sin tú saberlo, el olor de alguien que complemente tu sistema inmune con el suyo, puede ser determinante en la elección de pareja.

En cuanto a la alimentación uno de los grandes hallazgos de los que hablas en tu libro, es la relación de las llamadas macrobiota y la microbiota con el sistema inmunitario ¿ en qué esta relación? Lo mas consistente y sólido, en el sentido más amplio del término, del sistema inmunitario está en el intestino. El intestino grueso alberga una gran cantidad de bacterias que han colonizado la zona, con permiso del sistema inmunitario con una relación mutual. Yo [sistema inmunitario] te dejo estar aquí y tú [macrobiota] me proteges. Refuerzas las paredes del intestino, disuelves los alimentos para convertirlos en vitaminas, etc…

"El intestino grueso alberga bacterias que han colonizado la zona, con permiso del sistema inmunitario"

El sistema inmunitario recorre todo nuestro organismo, es muy complejo y está muy bien organizado, pero si nos fallara tendríamos que vivir aislados de todo. Y en el intestino, esa macriobiota, es la que permite que nos alimentemos, que las cosas que comamos lleguen en condiciones a los órganos que tienen que llegar… Es la fábrica en la que se transforma en energía los alimentos y al mismo tiempo sus bacterias refuerzan las paredes intestinales, filtran lo que tenga que filtrar, etc.

Pero hemos leído a menudo que una de las claves de la eterna juventud es comer poco. Y las dietas basadas en el ayuno (intermitente o no) están cada vez más en boga ¿es este el camino para reforzar también nuestras defensas? El ayuno intermitente hay a gente a quien le funciona y en principio puede ser saludable, aunque los científicos son los que tienen que decir esto. En algún momento lo he practicado y creo que lo más importante es organizarse para no privarse de nada , porque una dieta equilibrada requiere no olvidar ningún alimento. Y claro que hay culturas que comen mejor y menos, porque nuestra sociedad, basada en la opulencia, ha perdido hace tiempo la medida de lo que debemos comer y de lo que debemos beber.

Cuando la alimentación forma parte de un placer sin medida en el que te dejas llevar simplemente por impulsos infantiles y comes con los ojos, tienes más tendencia a que tú vida sea menos saludable y tu cuerpo esté más castigado, que quien se toma la nutrición en serio y escucha más a su cuerpo. Hay sociedades en las que se come menos, pero no solo depende de eso el que vivan más años, porque no es solo un factor el que influye. Pero si combinas eso, con el contacto con la naturaleza, ejercicio físico, una conversación, etc. Todo eso forma parte de lo que hace que te sientas bien.

Dices que estamos desconectados de la naturaleza, ¿en qué sentido? No me refiero a que tengamos que ser ermitaños, pero sí a que tenemos que volver a mirar hacia la naturaleza, porque venimos de ella y está mucho más cercana de lo que pensamos. Charlar, un paseo, sentarte en un banco de un jardín … Todo esto también es conectar con la naturaleza. El problema no es tanto de la opulencia como de esa desconexión.

En el libro cito a una doctora, la doctora María Martinón, que es paleontóloga que sostiene que gran parte de los problemas mentales y físicos que tenemos en la actualidad están relacionados con esa desconexión de la naturaleza y, particularmente, de nuestra programación biológica.

Los seres humanos hemos evolucionado mucho más rápidamente en nuestra organización social que en nuestra biología. Seguimos siendo, desde el punto de vista genético, cazadores recolectores y sin embargo dormimos mal, trabajamos en exceso y no nos movemos de la silla. Y todo eso es porque, entre otras cosas, estamos viviendo fuera de nuestra programación biológica. Les pasa a los animales también, que enferman más, cuando les sacamos de su entorno natural.

Y cuando hablo de conectar con la naturaleza hablo también de reforzar, por ejemplo, los lazos familiares, de grupo, de tribu. Disfrutar con tus hijos y con tus amigos también es naturaleza, no solo pasear por el campo. Encontrarnos con nuestra gente y disfrutar de ese encuentro es parte parte fundamental de lo que nos hace sentirnos bien. Este debe ser el primer libro de salud que recomienda ir a bares. Pero es porque en los bares encuentras conversación, inteligencia, ejercicio del corazón y la cabeza… Y esto forma parte también de la reconexión que yo defiendo.

Sí, llama la atención que tú mismo aseguras en el libro que te saltas tus propias reglas de vez en cuando… El fundamentalismo es peligroso, claro que intento llevar una vida saludable en conexión con la naturaleza. Pero también salgo con amigos a tomar copas y disfruto de un buen habano. Y claro que hago cosas que podrían ser consideradas anatema tras la lectura de este libro, pero no me pido más de lo que puedo dar, ni me privo de cosas que seguramente si abusara de ellas serían perjudiciales, pero que a mí me proporcionan momentos gratos que me hacen sentir mejor. Para mí, una conversación inteligente, con un wisky y un habano, son perfectamente saludables. Si me bebiera tres wiskis diarios y tres habanos, eso ya sería otra cosa. Cuando hablo del ejercicio mental, también hablo de conversaciones con amigos en los bares. La cuestión es aplicar el sentido común.

"Este debe ser el primer libro de salud que recomienda ir a bares"

También explicas los beneficios de los baños en agua fría, de tu proceso de reconocimiento de esta práctica ¿cuáles son sus beneficios más inmediatos que has comprobado? Con solo treinta segundos empiezas a notar que se te contraen todos los vasos y el cuerpo reacciona: el corazón empieza a bombear sangre, aumenta el flujo de leucocitos, lo que estaba contraído se expande y se enrojece la piel (lo notas cuando sales del agua).

Y si aún así aguantas un poco más, empiezas a segregar una hormona, la serotonina, que aunque al principio incomoda por el frío, produce noradrenalina, que es un neurotransmisor que activa rapidamente la búsqueda de energía, por lo que empiezas a quemar grasas, por cierto, ¡esto adelgaza! Porque el sistema de alerta que se desencadena, busca por todo el cuerpo aquello que puede compensar esa temperatura tan baja. Además la noradrenalina te hace concentrarte mucho en lo que estás haciendo y si aún aguantas un poco más, generas endorfinas y empiezas realmente a sentirte bien.

Puede que haya quien por el camino se sienta mal, se mareé, entonces deberá salirse inmediatamente. Pero esto es como cuando levantas pesas, que estás forzando los músculos, así que el sistema inmunitario tiende a buscar defenderse ante esa agresión. Pero cuanto más pesas levantas, el cuerpo se acostumbra y menos agresivo es para él este ejercicio. Cuando te metes en agua helada pasa igual, se activa todo él sistema inmunológico y eso es salud. Y si lo haces con frecuencia, esos movimientos que genera el cuerpo terminan automatizándose y reforzando el propio sistema inmunitario.

Se nota enseguida y si lo haces bien [nunca hay que meter la cabeza, porque el cerebro pierde el 30% del riego sanguíneo que va a cubrir otros órganos que están sometidos a la presión del agua]. Todo esto es sentido común y hay que hacerlo de forma paulatina, primero 10 segundos, luego 20, etc… hasta llegar a los 30 segundos, que es cuando esa maquinaria se pone en marcha. Y luego si puedes más mejor. Hay una doctora danesa, Susanna Soberg, que asegura que cuando pasas más tiempo se produce un burbujeo bajo la piel muy agradable, por ejemplo.