Las grandes mentes pensantes de la historia ya cuentan con su propio espacio en el Muncyt, en A Coruña. La sala de Innovación Española del museo reabrió este jueves sus puertas para acoger, de forma permanente, una nueva exposición, Creador.es, dedicada a algunos de los nombres más representativos de la ciencia e innovación en nuestro país. En la sala respiran dos ambientes. Un poderoso mural del que cuelgan los 21 rostros protagonistas da la bienvenida. Estos se asoman a los trabajos que marcarían un punto y aparte en su trayectoria profesional.

La directora del centro, Marina Martínez de Marañón, destacó que esta sala invita a reflexionar acerca del poder de estos inventos en el progreso de la sociedad: «Traslada una visión en torno al proceso por el que se crea y se avanza. Todas las aportaciones que ellos hicieron suman». Al mismo tiempo, la responsable reivindicó los nombres de los menos conocidos: «Hemos juntado a personajes como Isaac Peral con nombres menos públicos para que la gente los tenga más cerca».

El coordinador de actividades del Muncyt, Alfonso Peres, se mostraba especialmente emocionado por una de las piezas de la exposición, «la que queríamos enseñar, no existe. Creemos que se perdió en los años treinta». Peres habla de la escafandra estratonáutica, de Emilio Herrera, el antecedente «más directo» de un traje de astronauta. Por ello, desde el museo elaboraron una réplica a partir de un intenso trabajo de investigación. La directora general de la Fecyt, fundación a la que pertenece el Muncyt, Inma Aguilar, ponía en valor el avance científico y tecnológico que supusieron los inventos presentes en la exposición, «hoy en día lo vemos como algo normal, pero en su momento, teniendo en cuenta el contexto histórico, estas personas dieron solución a un problema real de la sociedad», señalaba.

La muestra también contó con su lado más humano. Allí, estuvieron los familiares de algunos de los inventores que donaron las piezas de sus antepasados. Este es el caso de Carmen y Elena Rodríguez, sobrinas de Luis Rodríguez Aparicio, creador de una «caja de hucha» y de una cerradura magnética. «Estamos muy orgullosas de que se expongan al público sus creaciones, en un lugar en el que ya se quedarán», destacaban. «Nuestro tío estudió sonido y acústica, pero lo suyo era inventar», contaban las familiares.

Otra de las grandes mentes fue Ángela Ruiz Robles, más conocida como doña Angelita. Esta leonesa, asentada en Ferrol, desarrolló las dos patentes del libro mecánico y enciclopedia mecánica. Su desarrollo posterior hizo que el peso en las mochilas de los estudiantes se redujesen.

Su hija, Elvira Grandal Ruiz, asistió al homenaje a su madre: «Siempre ayudaba a la juventud, para que estudiasen y encontrasen trabajo», explicó. Precisamente, sus dos inventos pretendían facilitar el aprendizaje mediante la manipulación, interacción y el juego.

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