Los ladrones llegaron y se fueron a pie de la gasolinera de Los Canapés. / PALOMA UCHA
Mientras una multitud se divertía en el Descenso Internacional Fluvial de Galiana y toda la seguridad se centraba en el entorno del mismo, dos encapuchados aprovecharon para robar a punta de pistola en la gasolinera de Los Canapés. Ocurrió a las 21.20 horas del sábado y fue tan rápido como sorprendente porque los atracadores llegaron y se fueron a pie como si tal cosa.
Los ladrones fueron dos hombres que cubrían su rostro con una capucha y una mascarilla. Solo uno de ellos enfundaba sus manos en guantes, pero los dos llevaban una pistola con la que amenazaron a los dos empleados que en ese momento estaban en el interior de la estación de servicio.
Aunque no sabrían asegurar si las armas con las que fueron apuntados eran de verdad, los trabajadores no opusieron resistencia. La empleada que estaba en la caja la abrió y les entregó el efectivo que había en ese momento, en torno a los cuatrocientos euros. Con el botín en su poder, los dos ladrones abandonaron la estación de servicio a pie.
Los hechos fueron denunciados a la Policía Nacional, que se ha hecho cargo de la investigación. Tras tomar declaración a los trabajadores, que pocos detalles pudieron aportar, se encuentran analizando las imágenes de las cámaras de seguridad que podrían arrojar alguna pista sobre los ladrones.
Al parecer, no es habitual que haya esa cantidad de dinero en efectivo en caja, no solo porque muchos clientes abonan sus repostajes con tarjeta, sino porque las instrucciones de seguridad del establecimiento no aconsejan tener mucho más de 250 euros. Si se supera, al igual que se hace en supermercados o bancos, se va retirando.
Los atracadores supieron elegir bien el momento para entrar en el establecimiento, dado que a esas horas toda la atención estaba centrada en el Descenso de Galiana. Apenas había tráfico por la zona ni clientes ni tampoco vigilancia. Se dieron, por tanto, varias coyunturas favorables.
Aunque no era la primera vez, hacía mucho tiempo que en esta estación de servicio no se sufría un atraco, en parte debido seguramente a la habitual presencia por la zona tanto de Policía Local como de Policía Nacional. «A los clientes no les gusta, pero cuando trabajas aquí apartado lo agradeces», compartía ayer una de las empleada de la gasolinera que, a pesar del susto que sufrieron sus compañeros, opera con normalidad desde entonces.